martes, 22 de febrero de 2022

FASES DEL PROCESO EDUCATIVO

FASES DEL PROCESO EDUCATIVO

Lilian Arellano Rodríguez

                 Desde la perspectiva de una pedagogía educativa que tiene presente a la persona humana como un todo indivisible, podemos distinguir fases que siempre involucran ese todo y trabaja colaborativamente con los demás, en una convivencia en paz. Así, el pedagogo debe saber crear situaciones educativas, que impulsen integralmente el proceso educativo, en sus distintos aspectos:

Primera fase: Preparación para vivir el encuentro

                Causa de muchos desvíos de la existencia y despersonalización de la misma, es la carencia de un sentido por el cual vivir.  Deambulando por la vida, sin una dirección, sin un proyecto de ser, actuamos reactivamente. El desinterés, desgano, acidia, aburrimiento van disminuyendo cada vez más las energías que necesita toda persona para configurar un modo de ser que enfrente los retos u obstáculos que le presentará la vida y los propios errores que debemos salvar para realizarnos.  Sin energías, sin creatividad, sin un para qué vivir, no estaremos en condiciones de fundar ámbitos de fecundidad necesarios para crear el ambiente educativo y el encuentro pedagógico.

                Mis decisiones trascienden mi ser; mis errores o aciertos no sólo me afectan a mí sino a otros; no soy un ser aislado, cerrado, sino abierto y actuando sobre otros seres. Es más, dada la naturaleza de nuestra realidad, descubriremos más tarde o más temprano, que sólo nos realizamos en el encuentro. Sin desarrollar la capacidad de encuentro, no seremos capaces de atender a la verdad de la realidad, ni descubrir la belleza natural como tampoco recrear la belleza de la obra de arte y valorar al artista, tampoco tendremos la fuerza de ser para actuar correctamente, a pesar de los obstáculos, ni la sensibilidad para amar al semejante… Si queremos enseñar las ciencias, las artes, las tecnologías, la naturaleza y el ser humano, lo trascendente, debemos aprender a crear ámbitos de convivencia fecundos; por ello, educar para el encuentro debe ser uno de los propósitos centrales de todo quehacer formativo.

Educar la capacidad de encontrarse, requiere enseñar, es decir, ocasionar situaciones que permitan:

A.- Distinguir entre objetos y ámbitos: Si trato las realidades ambitales y las cosas u objetos del mismo modo, confundido, valoraré lo que es útil y despreciaré o rebajaré la dignidad de lo valioso. Las cosas son asibles, utilizables, canjeables, a-personales, tienen precio; las realidades ambitales, en cuanto personales, deben requieren ser acogidas, valoradas como tales. Un objeto –un piano- puede ser elevado a realidad ambital, en la medida que la persona lo “habita”: esa interpretación musical que extraigo de “mi piano”, ese regalo que representa un momento único de mi vida, nuestro hogar…, nuestra Universidad…

B.- Distinguir hecho de acontecimiento: Un hecho es un dato observable, medible, encasillable en un espacio y tiempo. Un acontecimiento es un algo que nos acontece, que nos impacta, que conmueve nuestro ser, que no nos deja indiferentes, sino conforma la historia de nuestra existencia. Para captar la diferencia entre hecho y acontecimiento, debo captar su sentido.  Para algunos, entrar a la Universidad puede ser un hecho; para otros, un acontecimiento…

C.- Distinguir significado de sentido: El significado lo da la comprensión abstracta de los conceptos. El significado lo encuentro en un diccionario. Así, si sé lo que significan los conceptos “mi”, “padre”, “muerte”; es claro que tendré claro el significado de la frase “murió mi padre”; pero no el sentido tan distinto que tiene esa misma frase dicha en dos personas cuyas vidas han sido entretejidas de muy diversa forma según él sentido que ha alcanzado en ellas la presencia de su padre...

D.- Distinguir entre producto y obra: Un poeta no produce o hace poemas; los crea. Los productos pueden reproducirse en forma automática. Un producto requiere sólo de la técnica que requiere su producción. Cada creación, en cambio,  es única; expresa un momento único de un ser también único; lo expresa; lo extiende en el tiempo…  El poema “Éramos los elegidos del sol” de Huidobro, surgió en un momento irrepetible y es, por lo mismo, irrepetible”

La creación transfigura la realidad en un sentido de belleza, intimidad o religiosidad: el palo de escoba para el niño se transforma en su caballo; la casa humilde en una morada –hogar; el pañuelo en un símbolo de amor…

Segunda fase: Recreación y encuentro

Es posible crear formas de unidad profundas y fecundas que no implican un apoderamiento o uso de la realidad o de las creaciones realizadas por otros; sino por el contrario, requieren de nuestra actitud de respeto, entendimiento creativo y no por ello manipulación o lejanía. Refiriéndose a esto, Alfonso López  Quintás dice: “Una vez vivida esta experiencia, verás con toda nitidez que la libertad y los cauces normativos se complementan cuando se vive de forma creativa; no se oponen”. (“Cómo lograr una formación integral”. Ed. San Pablo. Madrid 1996; Pág. 46).

     Respeto e inspiración se unen cuando vivimos desde y hacia lo profundo, lo valioso, lo fecundo...cuando somos capaces de abrir nuestro entendimiento, nuestro “corazón” para otra realidad que me solicita o inspira… Para acoger una obra o una realidad ambital, debo re-crearla, vivenciarla, interpretarla, hacerla íntima hasta que reviva en mí. La obra renace gracias a mí y a su vez me potencia, inspira, realiza. Es una experiencia reversible: “voy en busca de una obra y la configuro en virtud del impulso que ella misma me otorga”. Esta experiencia es requisito para existir en plenitud los ámbitos personales: amorosos, artísticos, científicos, éticos, religiosos, etc. Se trata de ser capaz de llevar a cabo la experiencia de encuentro: experiencia reversible que se das entre seres personales; entreveración de almas; diálogo. El encuentro me apela, me suscita, me inspira…voy al encuentro no bajo el esquema dices-efectúo o actúas-padezco sino co-participamos, co-creamos, nos invitamos, hacemos nuestro, colaboramos. Por ello el encuentro requiere de amabilidad versus violencia, confianza versus temor; valoración versus abuso.

La finalidad educativa, o en lenguaje de moda “competencia” de todo educador, debe ser “enseñar a fundar ámbitos fecundos de recreación y encuentro. A lo largo de la vida descubriremos que cada realidad (nosotros mismos) no somos cosas sino ámbitos, posibilidades que se abren y ofrecen una riqueza insondable de posibilidades a la mirada inspirada.

Tercera fase: Aprender a usar el lenguaje en toda su fecundidad

El lenguaje no es sólo un medio para comunicar algo; tampoco encontramos en esta función su mayor energía ni su fuerza formativa.

     El lenguaje crea ámbitos: Ámbitos de belleza, de acogida, de bondad, de religiosidad. Por lo mismo, un lenguaje impulsado por el odio o por el afán manipulador se autodestruye porque anula toda posibilidad de encuentro. De ahí el cuidado con el uso de los llamados “términos talismanes” o “esquemas dilemáticos” que prejuzgan en la medida que están vacíos de significado y sentido; buscando el poder y para ello escisiones arbitrarias, simplificaciones falsas en una mirada superficial de la realidad. La creación de ámbitos, la elevación de objetos a ámbitos, no es posible si se carece de la capacidad de integrar vertientes diversas de la realidad: libertad y compromiso, sacrificio y felicidad, intimidad y expresión, dignidad y servicio; son algunos ejemplos de la unidad de diversos en lo profundo.

La palabra, la imagen y el silencio son vehículos expresivos del encuentro: Es cierto que cada palabra tiene un significado que debemos conocer pero ese significado debe ser fecundado por nuestras vivencias de encuentro, de tal modo que “den cuerpo” a las realidades ambitales, permitiéndonos comunicarnos y comunicar un sentido único; no sólo comunicar “algo”.

Necesitamos conocer las palabras guardadas en diccionarios, necesitamos conocer su significado y usarlas para correctamente comunicar algo; pero el lenguaje tiene un sentido superior: puede alumbrar modos únicos y originarios de sentido. Mediante el lenguaje expresamos acontecimientos, pensamientos originarios, credos, sentimientos, poemas, mundos imaginarios y mundos descubiertos…

Mediante el lenguaje conformamos el armario de nuestra alma, nuestras convicciones, decisiones, hacemos propuestas y re-cordamos. Por ello, cada obra literaria es el fruto del encuentro de un hombre con una vertiente de la realidad, en un momento único de su historia de vida.

Cuarta fase: Cultivar el descubrimiento de los valores que impulsan la vía de plenitud

La complejidad de nuestro ser, de nuestra existencia, nos lleva a distinguir entre energías que nos encapsulan en un egoísmo que va al mundo ansioso de poder y esas otras energías que me llevan a realizarme en un servicio de amor a los demás.

Egoísta, me siento centro del universo y toda realidad que se me presenta la considero medio de mis propósitos. Deseo dominar, poseer y disfrutar las realidades que aparecen deseables a mis impulsos de satisfacción. Paradójicamente, la realidad que apetezco para satisfacción de mi ego, me seduce, me fascina. Al adueñarme de estas realidades, al poner el sentido de mi vida en las cosas, al reducir lo ambital a lo cósico, siento euforia, exaltación; pero al mismo tiempo, esta visión del mundo y de mi propia existencia me rebaja, me anula en mi condición personal, me insensibiliza para los valores más nobles, me deja en la soledad de quien es incapaz de encuentro: es el proceso de vértigo.

Tanto el vértigo como el éxtasis conducen a emociones intensas; pero el primero es la caída del hombre que lo lleva a la pérdida, destrucción de sí. La pasión, las drogas, la velocidad, las sensaciones, son estimuladas al máximo, sin importar cómo ni a riesgo de qué.  Se confunde, entonces, la exaltación con la exultación que es, por oposición, el goce de la auténtica realización personal.

El éxtasis emerge desde la vocación de ser, de ser personas que van al encuentro de otras personas y dispuestas a la generosidad, al respeto, agradecimiento, responsabilidad, compromiso, sacrificio de amor. En esta vía de éxtasis, se despliega la sensibilidad para la grandeza de los valores, de los ideales, de la nobleza, lo sagrado, el respeto, la piedad. Es el ámbito de la felicidad, del encuentro; de la apertura a los valores aunque estos nos exijan esfuerzo y no nos ofrezcan placer, posesión, poder. Los valores confieren dignidad a nuestras acciones porque expresan la dignidad de nuestra esencia de ser. Los valores se revelan a quien participa de ellos: quien quiera descubrir el valor de la justicia no debe limitarse a informarse sobre ella, pues sólo sabrá de ella quien la vivencia a través de una vida justa, de actos de generosidad, de fundar vínculos de armonía, equilibrio, colaboración.

 

 

 

 

 


DIVERSAS CONCEPCIONES SOBRE LA REALIDAD HUMANA

DIVERSAS CONCEPCIONES SOBRE LA REALIDAD HUMANA


     ¿Qué sentido tiene la educación en la existencia del hombre? La respuesta es clara: su perfeccionamiento. Pero ¿a qué llamamos perfeccionamiento humano? Para contestar a ello, deberemos antes aclarar cuál es nuestro concepto de realidad humana; pues lo que entendamos por perfeccionamiento será diverso, según tengamos la idea de un ser inmanente o un de un ser trascendente.
     La pluralidad de interpretaciones sobre lo que es la realidad humana, generalmente causa confusión y pesimismo a quienes se inician en su estudio, cayendo en un escepticismo – que afirma que la verdad es inaccesible- o relativismo – que afirma que la verdad la decide cada cual. Conocida es la refutación de lo primero: si la verdad es imposible que sea aprehendida por el hombre, ¿no es un sinsentido pedir que se acepte como verdad absoluta que la verdad es inaprensible? Con respecto a lo segundo, es clara también la confusión entre la verdad que es real, por lo tanto independiente de nuestro pensar y el error o ignorancia que dependen de la situación en que se encuentra el investigador. Ahora bien, respecto lo que el hombre es, nos encontramos con una diversidad de ideas que van desde afirmar que es la noventa y nueve especie de mono hasta quienes aseguran que es un ángel. Algunas consideraciones son absolutamente erróneas pues su error está en la definición de su misma esencia,; otras, en cambio, divergen en cuestiones dimensionales que, en una mirada jerárquica o en profundidad, muy bien pueden complementarse. Durante este curso no podremos profundizar sobre ninguna de estas visiones, como tampoco podremos tratar todas las visiones o corrientes antropológicas existentes a lo largo de la historia; un curso de antropología filosófica requeriría mínimo de un estudio anual. Lo importante es que cada uno desde sí y en sí estudie lo que es ser y existir como persona humana; pues no hacemos sino descubrir la verdad sobre la realidad más cercana a nosotros: nosotros mismos. Lo que sí podremos hacer y entregar como guía para un diálogo con otros pensadores, es lo que llamaremos:

1. El hombre, realidad trascendente.
    Gran parte del pensamiento filosófico ha explicado la realidad humana refiriéndolo a una realidad que lo trasciende y en la cual encuentra su origen y destino: un ser Creador Omnipotente, Principio de toda realidad. Lo común a estas concepciones es definir lo humano por su espiritualidad; dar a la vida un sentido que la trasciende más allá del nacimiento y de la muerte, un sentido que trasciende lo mundanal; el aquí y el ahora. La educación para estas concepciones se vincula a esa trascendencia, por cuanto se evalúa lo inmanente por su sentido en lo trascendente. Sin embargo, existen dos visiones filosóficas distintas sobre cómo acceder a la comprensión de nuestro ser.


1.a)   La realidad personal entendida “desde” lo trascendente.
    Según esta interpretación, el hombre sólo puede ser comprendido desde lo superior, esto es, desde Dios. Sin la revelación de su origen divino, de su caída y redención, de la gracia y destino ultraterrenal, no sería posible la explicación de su ser, ni su sentido ni el de la educación. No sería, por lo mismo, la razón el punto de partida del saber sobre lo humano, sino la fe que da acceso a la verdad revelada. Ya instalados en lo divino, en lo sobrenatural, en el Supremo Ser, podríamos ir hacia el ser humano, creado a imagen y semejanza de su Creador.
    Representantes de esta visión son los filósofos protestantes Brunner, Barth; el ortodoxo Berdaeff, los católicos Haecker, Guardini, Pfeil, el católico, budista, zen Karlfried Graf Dürckheim; otros. La antropología filosófica, por lo tanto, se sustenta en su punto de partida necesario: la antropología teológica...


1.b) La realidad personal entendida “hacia” lo trascendente
     Esta concepción del ser humano, se diferencia de la anterior, no tanto por su contenido sino por el método o camino recorrido para llegar a la comprensión de lo humano. Instalados en la realidad misma del ser humano, nos encontramos con la religación como constitutiva a su ser: el hombre existe pero no tiene en sí el poder para crearse; ninguna criatura lo tiene. El hombre, eso sí, a diferencia de las otras realidades vivientes es consciente de su realidad y la cuestiona. Viviendo, no vivimos por vivir sino para algo; siempre espera algo más y realiza actuaciones y obras que expresan su trascendencia. En búsqueda constante de los misterios de la creación del universo y de sí mismo, se pregunta por Dios, lo cuestiona, lo ama, lo rechaza… pero sabe que la ciencia y la filosofía tiene límites que sólo la fe y la sobre- consciencia pueden traspasar. En esta visión podemos nombrar a Pascal, Marcel, Zubiri.

2. El hombre como criatura absolutamente natural
     Esta visión niega abierta o subrepticiamente la trascendencia y la espiritualidad, lo divino, la fe, la teología, la metafísica. Se trata de una visión materialista, naturalista, inmanentista en la cual el conocimiento y la educación se ponen al servicio de un ser que busca bienestar y/o poder.
     Representante es Haeckel, profesor de zoología quien entrega su visión sobre el hombre en su libro “Los enigmas del universo”, escrito en 1899. Con ocasión de las geniales investigaciones de Lamarck y Darwin, teoriza, rechazando toda idea religiosa; sin embargo acepta como verdaderas toda fe en la no existencia de lo espiritual. Para Haeckel, el hombre es el último producto de la evolución de la materia que es extensión y movimiento. La diferencia entre la vida y no vida, la planta y el animal y el hombre, no son esenciales sino meramente graduales, esto es, de complejidad en la organización de la materia. En esta visión se parte y queda en la materia, en sus procesos de generación y corrupción, evolución y desarrollo. Watson, Skinner, Thorndike son algunos representantes que han tenido influencias en ámbitos educacionales, con sus teorías del aprendizaje humano, basado en la similitud del aprendizaje de las ratas u otros animales. La inteligencia se comprueba por el rendimiento, la productividad. El hombre es y tiene cuerpo. Otros materialistas son: Buchner, Vogt, Molschott, Spengler, Lenin, Marx, Oparin, etc.


3. El hombre estudiado desde sí
3.a) Concepción biológica: Representada por Arnold Gehlen y su obra "El hombre, su naturaleza y su puesto en el mundo" (1.950). El estudio de este autor estriba en la comparación del hombre con el animal: pero no para identificarlo con él; como un animal más sino, por el contrario, para diferenciarlo e indagar por su peculiaridad específica. De esta forma, Gehlen a diferencia de Haeckel, estudiando la conducta animal y la humana, concluye que hacer un paralelo analíco entre partes de una y otra realidad, pierde de vista la totalidad estructural. Si se desmenuza el todo, nos dirá, se volatizará la unidad vital, quedando elementos inertes sin significado final. Así, Gehlen rechaza la explicación del hombre desde el animal, concluyendo que el animal tiene un medio reducido a su naturaleza orgánico sensorial y que el hombre, debido a una indeterminación o inespecialización, tiene una ilimitada capacidad de aprehensión que le amplía el ambiente, dando lugar a un mundo en el cual se mueve por aprendizaje, entendido como "tanteo".
     El animal posee un organismo altamente especializado, por lo tanto, hace lo que por naturaleza está ordenado a hacer. El hombre, en ese mismo sentido, es deficiente; sus respuestas son de alcance limitado y al no estar predeterminadas por su naturaleza, tiene una amplia gama de elección, con lo cual puede errar con facilidad. Por ello, continúa Gehlen, el hombre es la creatura que permanece más tiempo dependiendo de sus progenitores. Entonces, explica, para subsistir a pesar del riesgo de errar, surgen "por naturaleza" medios como el lenguaje que le permite ordenar, retener, traspasar las impresiones que, de otra forma, serían caóticas. Así, crea instrumentos que le permiten aprender y enseñar, resolver situaciones repetitivas y superar sus deficiencias. Es la idea del homo faber, del homo técnico o instrumental.


3.b) Concepción racionalista: Es la idea de hombre que se identifica con la capacidad de razonar: "caña pensante", "animal racional"... En esta concepción, el cuerpo es una especie de apéndice molesto, bestial; del cual se ocupan profesionales inferiores: así, el médico.
     Representante es René Descartes quien equipara lo psíquico con el pensamiento y éste con lo esencialmente humano. Así, provoca una escisión entre cuerpo y razón, considerándolos mundos irreconciliables. Famosa es su frase "Pienso, luego existo"


3.c) Concepción vitalista: Surge por oposición al racionalismo. Shopenhauer afirmará e predominio de la voluntad metafísica; Nietzsche, el de la voluntad vital. Klages, en su obra "El espíritu como adversario del alma" de 1937, revela su pensamiento: la realidad originaria es suceso, movimiento, fantasía. El espíritu racional, en cambio, diseca la realidad a través del pensamiento conceptual que quita lo único, lo singular, la movilidad, lo poético, dejando de esta forma lo esquelético de la realidad, lo genérico y abstracto... El ideal de hombre es una comunión vital con el mundo; indivisible de él, fusionado: el hombre no piensa el mundo sino lo vivencia.
     Podríamos decir que la crítica de Klages es válida en la medida que nos alerta sobre los límites de la razón conceptualizadora sin más y que, obviamente, el espíritu no es sinónimo de razón ni ésta es la define al hombre. Lo negativo de su visión, es su tendencia a reducir la libertad auténtica a mera espontaneidad, la sensibilidad a sensiblería o emocionalismo.

4. El hombre como individuo en el mundo
4.a) Individualismo. Representante entre otros es S. Kierkegaard para quien el hombre es ante todo un individuo que existe, es decir, que va haciéndose a sí mismo en el seno de la libre decisión; por supuesto que para él -creyente en Dios- esta decisión es realizada en vistas de la trascendencia hacia ese ser superior. El problema es que quienes plantean este individualismo no otorgan la importancia que tiene el mundo, el "otro", la "sociedad". Por lo demás, para quien no es creyente en Dios como ser bondadoso, justo, el dio puede ser el poder inescrupuloso. De esta forma, el individualismo de Kierkegaard deja al ser individual sumido en una angustiosa soledad de la que no puede salir a menos que trascienda hacia Dios.


4.b) Socialismo. Por oposición, surgen los que niegan la persona como ser único, considerándolo como una pieza de una máquina o sistema que es lo único importante. Así, surge la frase: "el hombre es para la sociedad". En esta visión, la persona como individuo desaparece al igual que su libertad y responsabilidad; siendo lo determinante el ambiente. El hombre es producto de la sociedad a la cual debe someter sus intereses. Representantes son Sain Simon, Fourier, Owen, Marx, Habermas, entre otros. Esta visión surge por oposición al individualismo y a la visión trascendente, por lo cual se establece que el hombre es una animal social. La escuela tiene como misión fundamental la socialización del hombre y la promoción de los intereses sociales; pues con respecto a la sociedad, todo otro grupo debe ser considerado un subsistema que sirve al gran sistema.
Distintas a ambas formas de entender la relación hombre-mundo, es la idea de Heidegger, Buber o Zubiri, para quienes el ser personal desde sí es abierto al mundo con el cual forma ámbitos de encuentro, comunicación y co-creación.
     ¿Qué es el hombre y cuál es el sentido de la educación y nuestro sentido como profesionales vinculados a ella? La respuesta debe tenerla cada cual pues no hablamos de realidades ajenas o distantes; por lo mismo, cada cual es responsable de su pensar, decidir y actuar frente así y al Universo y los mundos que hemos creado en él.
 


FENOMENOLOGÍA DE LA EXISTENCIA COTIDIANA: EDUCAR PARA LA VIDA.

FENOMENOLOGÍA DE LA EXISTENCIA COTIDIANA: EDUCAR PARA LA VIDA.

Inspirado en “La cotidiana de la vida” de Humberto Giannini

     Conocer al hombre en cuanto educable, es conocer su existencia real, esa existencia que se hace día a día, en un entretejido de hechos cuyo sentido debemos ahora indagar. Se nos ha dado el ser personas con la misión de tener que descubrirnos y realizarnos como tal; ello no es fácil, cuando no tenemos o no nos damos la oportunidad para hacerlo. Nos ha correspondido existir en un mundo; un mundo conformado por espacios habitados que aparecen como posibilidad y reto. ¿Cómo describiríamos este mundo?

    Humberto Giannini formula una arqueología de la experiencia cotidiana, un camino o método fenomenológico que irá tras los principios que nos permitirán dar cuenta de nuestro existir… Cotidiano, nos dirá “es lo que pasa todos los día”. ¿Cuál es el modo de pasar que caracteriza nuestra vida pasajera; en su vertiente espacial –topografía de lo cotidiano – y temporal -cronología de lo cotidiano?

    Somos seres de ruta: la ruta es un movimiento rotatorio, recurrente. La ruta describe un espacio y un tiempo que si saben ser vividos, no tienen por qué caer en lo rutinario. La rutina es ese trayecto rotatorio global por el que transcurre nuestra existencia mientras no ocurre ningún acontecimiento que rompa la rutina.

Topografía de lo cotidiano

Domicilio - calle – trabajo (escuela – universidad) - calle - domicilio…

Domicilio: Somos seres domiciliados. La casa nos separa del mundo público, es el lugar para el recogimiento cotidiano, donde puedo darme el lujo de ser yo; yo en la intimidad o privacidad de nuestro amor. Mi domicilio está conformado por mi o nuestro espacio que habito o habitamos –vestimos- con mis o nuestras cosas; mi o nuestros tiempos disponibles para acogerte, acoger a Dios o a mis invitados al hogar.

    Mi domicilio me da continuidad, seguridad de pertenencia y permanencia, asegura mi identidad, me permite reposar. El domicilio es el lugar para la reflexión (regreso a sí; flexión sobre sí); punto desde el cual me preparo para aventurar en el mundo y al cual puedo regresar como a lo mío. 

La calle: Es el lugar de tránsito que me lleva desde mi domicilio a lo otro; es el lugar de trámite, de pasar, de camino hacia o de regreso; es el medio de circulación ciudadana. La calle es el espacio de todos y, por lo mismo, de nadie; en ella soy un hombre más, que pasa indiferente al lado de otros indiferentes. Pero la calle también es el espacio para hacer presente o mostrar lo que a los transeúntes pudiera detener e interesar: propaganda, vitrinas, manifiesto mural o protesta que intentan invadir las conciencias desprevenidas del que va transitando.

     La calle puede ser también un lugar para el encuentro o reencuentro ocasional; puede ser espacio para el desvío o extravío del transeúnte que puede distraerse, atrasarse. La calle es siempre “lo abierto”; lo que me da la posibilidad de “tomar otro camino”. Un entramado, apenas visible de normas, deben ser acatadas para prevenir que “pase algo” de tal forma nuestra ruta sea expedita y no se rompa la rutina, asegurándonos llegar a nuestro destino.

El trabajo: Es el lugar de ser para otros. Abandonamos el domicilio para ir a trabajar. El trabajo requiere de mi disponibilidad para otros. En el trabajo aparece la comunicación vertical, jerarquizada: el jefe, el profesor, el cliente…cada persona es vista en su función productiva y considerada según el escalafón en que se ubica; pues entonces priman los indicadores de poder por sobre toda razón; los logros por sobre toda realización. No sucede así, en el trabajo que da lugar a la realización y al servicio personal como unidades que se fecundan reversiblemente.

Cronología de lo cotidiano

     El tiempo civil o convencional de relojes y calendarios, es el que todos acordamos para programar nuestros ocios y negocios o trabajos, para dividir y hacer con-mensurable la historia de la humanidad.

     El emperador Constantino, el año 321, sancionó la semana hebraica y ordenó el reposo dominical. Desde entonces se establece un itinerario septiforme de recogimiento y expansión; de reposo y trabajo. El domingo es una pausa de recogimiento, de reposo domiciliario, un tiempo de reflexión para no perderse en el tránsito, en el ser para otros sin ser si mismo. Generalmente, el tiempo de trabajo, es el tiempo ferial; el tiempo para hacer algo, para… adquirir, arreglar, presentar, tramitar, preocuparnos y ocuparnos de la feria…donde vendo o arriendo mis capacidades; donde compito, donde debo postergarme y ganar lo suficiente para fuera del día de feria, fuera del trabajo, en el domingo, en el domicilio, estar disponible para mi mismo.

     Ya dijimos que no es lo más común que el trabajo sea disponibilidad para los otros y reversiblemente para mi; pues en este caso, se rompería la rutina. Días de fiestas y domingo, son el punto reflexivo temporal; días para el reencuentro consigo, con los demás, con la naturaleza, con Dios; tiempo para salir del olvido y del anonimato; tiempo para la conversación, para atesorar y narrar lo digno de ser recordado, contado. 

Espacios y tiempos que detienen la rutina para no caer en lo rutinario

La plaza: es el lugar para restaurar la vida ciudadana, interrumpir la linealidad de la calle y detenerse para habitar la ciudad o pueblo; es el espacio reflexivo de la comunidad; el lugar para el reencuentro ciudadano; para dejarse ver, saludar; para dejar de ser pasajero de la calle y hacer ciudad junto a los demás. A la plaza se vuelve periódicamente; en ella se congregan los grupos con intereses públicos comunes: escolares, universitarios, políticos, religiosos, deportivos, etc. para simplemente gozar del encuentro. Cada ciudad o pueblo tiene una plaza central desde la cual se construye y habita; sin ella, la ciudad sería tan sólo un conglomerado de domicilios. La plaza no es sólo un espacio; se viste para acoger. La vida en la plaza se muestra con todo su vigor el día domingo; en la semana sólo la buscan algunos jubilados o se detienen por algunos momentos algunos escolares. 

El bar o el café: El bar o café es el lugar para reunirse públicamente con los amigos, sin perder la privacidad; por ello estos lugares no tienen un centro; pues su misión es dar lugar a los rincones, a la posibilidad de arrinconarse, a generar lo que Giannini vivencia como “pequeños universos conversatorios cerrados” y otro como “núcleos confesionales”.

     Por ello hay que saber ir a un café a un bar; saber a qué se va y cómo, de tal forma no transgredir los espacios ni despersonalizarlos. En el bar o en el café, el tiempo mundano se detiene para dar espacio a un tiempo que se personaliza, se habita, se hace íntimo… porque convivo, porque creo un ámbito de vinculación; porque volvemos a ser nosotros, porque nos hacemos un tiempo para decir lo no dicho, expresar nuestros sueños inconfesables al simple público, jefe, funcionario, compañero de estudio o trabajo. Son lugares propicios para hacer confesiones; para dar testimonio de lo vivido.

En la ruta diaria trabajo-domicilio, nos encontramos con la posibilidad de detenernos en el café o en el bar. Pero, insistimos, que hay que saber estar, existir en ellos; pues el hombre puede degradar su existencia en cualquier punto de su ruta; es más, en su propio domicilio. 

Importancia de la comunicación, del lenguaje, en la vida cotidiana

      Cuando el diálogo que es formativo se suplanta por el lenguaje informativo: Un diario tiene por oficio llevar la noticia, aquello que quebranta el pasar esperado, rutinario: el accidente, la violación en una calle o, peor, en el domicilio, la inclemencia del tiempo o la naturaleza que inesperadamente nos deja sin domicilio. El problema es cuando la información se tiende a volver rutinaria porque hemos perdido nuestro carácter formativo, nuestra sensibilidad, la capacidad de asombro, de crítica, de generar, de ideal, de valorar. ¿Es que ya no anhelamos formarnos, ser mejores; es la información sólo como curiosidad y no como descubrimiento que busca entender, saber, valorar?

      El lenguaje meramente informativo es lineal, no da espacio al encuentro, a la fecundidad, a la reflexión; es ferial: vocifera; se mueve por el principio de la eficacia, busca transmitir, invadir nuestra conciencia.

      Cuando hay encuentro, respeto, la información se entrega sin invadirlo, con amabilidad, como una propuesta o invitación a re-crear, a re-pensar, re-plantear. Es cierto que muchos momentos de la vida –una operación, una huida ante la avalancha intempestiva, un estado de guerra- requieren de instrucciones dadas por quien toma el cargo y, por lo mismo, asume la responsabilidad; el problema es cuando la información suplanta o invade los espacios y tiempos que debían ser para el diálogo, para el encuentro, la reflexión: domicilio, universidad, plaza, bar, templo y otros.

     El diálogo suspende la rutina; incluso para hacerla más eficaz pues el diálogo siempre es fecundo. El diálogo tiene como condición, como requisito que existan los dialogantes, esto es, personas únicas, que tienen una perspectiva de existencia porque existimos desde una intimidad única que se enriquece en la convivencia reflexiva y sobrecogedora; precisamente porque el otro me expone lo diverso; lo que yo desde mi existencia no había captado. Para llegar al diálogo hay que quererlo; hay que convocarlo y ser capaz de tener la apertura y la generosidad para acoger; la valentía para gracias a ese diálogo reconocer muchas veces que mi perspectiva era errónea. El diálogo puede ser drama o comedia; pero en todo caso me apela, me pone en juego, me saca de lo rutinario que por anodino se vuelve muchas veces invisible y que, anquilosado o encostrado, ya no sentimos y por ello nos hunde sin que lo intentemos superar. El diálogo ha de regirse por el principio de verdad, de superación.

       La polémica degrada el diálogo: la polémica surge con afán de poseer, dominar, no escuchar, sacar provecho, abatir, derribar psicológica o físicamente. Puede se una polémica que surja espontánea o prevista, premeditada. La polémica busca el enfrentamiento, el encontrón, el conflicto, el culpar al otro al que ve como enemigo o competencia. El polémico no va a dialogar, va a ganar, a salir airoso y llamar la atención porque la polémica es bulliciosa. 

La narración como observación dialógica del pasado

      La narración da cuenta de algo, describe lo que pasa. Narramos lo que ha pasado; aquello que se hace presente en el recuerdo y lo comparto a través de la palabra. Por ello, la narración es insustituible en el conocimiento de nuestra biografía personal y de la historia del mundo.

     Así, para comprender los actos de una persona, necesitamos su narración de los mismos y la interpretación de sus intenciones. Se narra la existencia que es transcurrir; siempre novedad y recuerdo; en cambio, el conocimiento de las leyes naturales, repetitivas, inconmovibles, no se narra sino se describe y explica en el quehacer científico. Se narra para encontrarnos con el otro, para dialogar.

     Muy distinta es la explicación científica a la conversación: Se hace ciencia para entender lo que estudiamos y, si se dialoga con el otro científico o estudioso, no es él foco de atención sino la realidad en estudio. 

La degradación de la vida cotidiana: un reto para educadores.

      Si la existencia cotidiana, si nuestro domicilio y ruta se degradan, nuestra existencia cae en la degradación, en el vértigo. Si el domicilio no es un espacio para la reflexión, si el no me acoge, si no me asila del mundo; si con quien convivo en el domicilio no entro en diálogo, no hay encuentro; si no soy capaz de fundar mi o nuestro hogar, caigo en la desolación, huyo del que está allí porque lo siento ajeno y un impedimento para ser yo. Las cosas me son ajenas, no me dicen de ni o de nosotros: me invaden. Entonces me aburro y busco la evasión en cualquiera de sus formas o me violento agrediendo a los que se encuentran en mi retorno cotidiano y aparecen como obstáculo: el aborrecimiento es una forma exaltada de aburrimiento.

     Si el trabajo se transforma en un espacio que me asfixia, que me despersonaliza y rebaja a puro medio, si no me reconoce como persona, si a él voy como a aquello inevitable y única forma de tener lo indispensable para subsistir o si fascinado por la avaricia o poder voy a él como a un engranaje de eficacia sin más, al servicio de mi pasión: caigo en el desgano que me puede llevar a la acidia, depresión, o en el vértigo del envilecimiento que me convierte en un desalmado.

     Aburrimiento, acedia, inhospitalidad, envilecimiento expresan la degradación de la vida cotidiana, de la rutina que se vuelve rutinaria: Domicilio, calle, bar, plaza, trabajo, escuela, Universidad, entre otros, se vuelven inhóspitos porque el hombre se volvió inhóspito (Humberto Giannini “La reflexión cotidiana” ED. Universitaria. Chile 1999. Pág. 69. [2] Ibíd. Pág. 78)

 

 


AULA SOCRÁTICA II (2): EL EDUCADOR Y SU AMOR POR LA VERDAD

 AULA SOCRÁTICA II (2): EL EDUCADOR Y SU AMOR POR LA VERDAD

 En un mundo de frágiles ideales, Sócrates eligió la verdad como ideal de vida. Filósofo - educador; su filosofía era educativa; su vocación, enseñar a reflexionar. Pero reflexionar es un peligro para quienes, corruptos, requieren rodearse de mentes quietas, anquilosadas, laxas o entretenidas con el mero espectáculo. Sócrates, era un problema; pues por sobre toda comodidad, popularidad, ascenso social o material, tenía convicciones. Su compromiso con la verdad le exigió llevar su genialidad hasta el heroísmo: renunciar al ofrecimiento de la vida si ello le implicaba traicionar la búsqueda y enseñanza de los máximos valores. ¿En un mundo positivista, historicista y pragmatista; es posible elegir la verdad como ideal de vida? ¿Cuál es el reto del educador actual y para lograrlo, qué características debe poseer su perfil? ¿Se puede tener convicciones y ser pluralista y entrar en diálogo con el otro?

         Tres atenienses – el poeta Meleto, el político Anito y el orador Licón- llevaron a Sócrates ante un tribunal conformado por quinientos hombres quienes, elegidos al azar, por 280 votos versus 220, le condenaron a muerte. Sócrates no era de gusto popular; sus constantes interrogantes, en busca del sentido y de la sensatez, echaban por tierra muchas de las opiniones generalizadas que dirigían la vida ateniense; sus cuestionamientos, eran un riesgo… Alain de Botton, en uno de sus viajes, se encuentra con la pintura “La muerte de Sócrates” de Jaques-Louis David; su impresión da lugar a múltiples reflexiones; acaso –dice- la razón fuera “el agudo contraste entre el comportamiento que retrataba y el mío propio. En las conversaciones, mi prioridad era gustar más que decir la verdad. (…) No se me ocurría poner en duda públicamente ideas que gozasen de común aceptación. Perseguía la aprobación de figuras de autoridad… Pero el filósofo no se había doblegado ante la impopularidad y la condena del Estado. Además, su confianza brotaba de un manantial más profundo que la bravura o la exaltación impetuosa. Se cimentaba en la filosofía” (“Las consolaciones de la filosofía”. Ed. Santillana, Madrid, 2002, pág. 16-17). Más adelante, De Botton agrega “En toda sociedad se manejan nociones referentes a qué creer y cómo comportarnos con el fin de evitar la desconfianza y la impopularidad (…) forma de vestir, los valores económicos que deberíamos adoptar, las personas a las que deberíamos apreciar (…)” (Ibíd. pág. 19) ¿Cuáles son las convenciones que hoy gozan de popularidad y que volverían, tal vez, a condenar a Sócrates?¿Qué es lo que hoy hay o no hay que decir, hacer, pensar, sentir o creer para ser popular; o acaso la popularidad hoy no es importante?

        Fácil es hablar pero difícil es saber de lo que se habla y a esto último era a lo que Sócrates instaba. Para él, la opinión incluso verdadera era insuficiente, si no se podía justificar a través de sus por qué y dar razón de ella ante sus posibles objeciones: Conocer, decía, implica comprender por qué algo es verdadero y por qué sus alternativas son falsas. Precisamente, dar razones de lo que se dice, no es bienvenido en mundos donde tienen éxito los opiniólogos y lo correcto o incorrecto se decide por mayorías…20 votos decidieron la muerte de Sócrates. Para Atenas, la opinión de la mayoría se equiparaba a la verdad. ¿Qué es, entonces, lo que actualmente debe preocuparnos: La cantidad de gente que se opone a lo que pensamos o hasta qué punto cuenta con razones para pensar así?

        Romano Guardini, refiriéndose a Sócrates dice: “No todas las personalidades facilitan en la misma medida lo que se puede llamar “encuentro”, pues éste supone un carácter especial. Un hombre puede poseer admirables cualidades, pero tan peculiares que establezcan una barrera entre él y quien se le aproxime. Otros logran influir más intensamente, pero sólo a través de sus creaciones, mientras que ellos mismos, personalmente, se retiran del todo. Por otra parte están aquellos que cautivan humanamente, pero que más allá de eso no significan nada. “(“.La muerte de Sócrates”. Ed. Emecé, Buenos Aires 1960, Pág. II) Sócrates, se constituye en personaje cuyas ideas y actitud se universalizan, salvando siglos y distancias. Romano Guardini lo describe como “abogado del puro entendimiento”; “pregonero del amor”; “filósofo crítico” y, a su vez, “guiado por dictados numinosos”; “ético práctico” y “visionario que se siente atraído por las esencias eternas”. Y a tan gran maestro, tan gran discípulo; pues sólo un igual puede comprender la grandeza del hombre, del pensador y del educador. Ambos, Sócrates y Platón dedican sus vidas a la búsqueda de la verdad y a ambos no les es suficiente, pues por sobre todo les interesa el tipo de hombre que busca la verdad: Tal vez por ello, para expresar sus ideas recurren constantemente al diálogo, al mito, al caso, al ejemplo, a la interrogante, a la ironía; en fin, a todo aquello que pueda despertar el alma humana y disponerla a saber.

       Reflexionemos sobre algunas de las palabras expuestas por Sócrates, cuando se defendiera en los Tribunales (Cf. “Apología de Sócrates de Platón.)

Texto completo en: http://www.laeditorialvirtual.com.ar/Pages/Platon/Platon_ApologiaSocrates.htm

Sobre la ignorancia de muchos…

"Tras los políticos, acosé a los poetas; me entrevisté con todos: con lo que escriben poemas, con los que componen ditirambos o practican cualquier género literario, con la persuasión de que aquí sí me encontraría totalmente superado por ser yo muchísimo más ignorante que uno cualquiera de ellos. Así, pues, escogiendo las que me parecieron sus mejores obras, les iba preguntando qué querían decir. Intentaba descifrar el oráculo y, al mismo tiempo, ir aprendiendo algo de ellos.

Pues sí, ciudadanos, me da vergüenza deciros la verdad, pero hay que decirla: cualquiera de los allí presentes se hubiera explicado mucho mejor sobre ellos que sus mismos autores. Pues pronto descubrí que la obra de los poetas no es fruto de la sabiduría, sino de ciertas dotes naturales, y que escriben bajo inspiración, como les pasa a los profetas y adivinos, que pronuncian frases inteligentes y bellas, pero nada es fruto de su inteligencia y muchas veces lanzan mensajes sin darse cuenta de lo que están diciendo. Algo parecido opino que ocurre en el espíritu de los poetas. Sin embargo, me percaté de que los poetas, a causa de este don de las musas, se creen los más sabios de los hombres y no sólo en estas cosas, sino en todas las demás, pero que, en realidad, no lo eran.

Y me alejé de allí, convencido de que también estaba por encima de ellos, lo mismo que ya antes había superado a los políticos.”

Sobre los discípulos...

“Por otra parte, ha surgido un grupo de jóvenes que me siguen espontáneamente, porque disponen de más tiempo libre, por preceder de familias acomodadas, disfrutando al ver cómo someto a interrogatorios a mis interlocutores, y que en más de una ocasión se han puesto ellos mismos a imitarme examinando a las gentes. Y es cierto que han encontrado a un buen grupo de personas que se pavonean de saber mucho pero que, en realidad, poco o nada saben. Y en consecuencia, los ciudadanos examinados y desembaucados por éstos se encorajinan contra mí - y no contra sí mismos, que sería lo más lógico -, y de aquí nace el rumor de que corre por ahí un cierto personaje llamado Sócrates, de lo más siniestro y malvado, corruptor de la juventud de nuestra ciudad.”

La vocación de un educador...

“(…) si a mí, después de todo esto, me dijerais: "Sócrates, nosotros no queremos hacer caso a Anitos y te absolvemos, pero con la condición de que no molestes a los ciudadanos y abandones tu filosofar; si en otra ocasión te encontramos ocupado en tales menesteres, entonces te condenaremos a morir". Si vosotros me absolvierais con esta condición, os replicaría: Agradezco vuestro interés y os aprecio, atenienses, pero prefiero obedecer antes al dios que a vosotros, y mientras tenga aliento y las fuerzas no me fallen, tened presente que no dejaré de inquietaros con mis interrogatorios y de discutir sobre todo lo que me interese, con cualquiera que me encuentre, a la usanza que ya os tengo acostumbrados.

Y aún añadiría: Oh tú, hombre de Atenas y buen amigo, ciudadano de la polis más grande y renombrada por su intelectualidad y su poderío, ¿no te avergüenzas de estar obsesionado por aumentar al máximo tus riquezas y, con ello, tu fama y honores, y de descuidar la sabiduría y la grandeza de tu espíritu, sin preocuparte de engrandecerlas? Y si alguno de vosotros me lo discute y presume de preocuparse por tales cosas, no le dejaré marchar, ni yo me alejaré de su lado, sino que le someteré a mis preguntas y le examinaré, y si me parece que no está en posesión de la virtud, aunque afirme lo contrario, le haré reproches porque valora en poco o en nada lo que más estima merece, y a ello prefiere las cosas más viles y despreciables.

Éste será mi modo de obrar con todo aquel que se me cruce por nuestras calles, sea joven o viejo, forastero o ateniense, pero preferentemente con mis paisanos, por cuanto tenemos una sangre común. Sabed que esto es lo que me manda el dios. Enteraos bien: estoy convencido de que no ha acaecido nada mejor a esta polis que mi labor al servicio del dios.

En efecto, yo no tengo otra misión ni oficio que el de deambular por las calles para persuadir a jóvenes y ancianos de que no hay que inquietarse por el cuerpo ni por las riquezas, sino, como ya os dije hace poco, por conseguir que nuestro espíritu sea el mejor posible, insistiendo en que la virtud no viene de las riquezas, sino al revés, que las riquezas y el resto de bienes y la categoría de una persona vienen de la virtud, que es la fuente de bienestar para uno mismo y para el bien público. Y si por decir esto corrompo a los jóvenes, mi actividad debería ser condenada por perjudicial; pero si alguien dice que yo enseño otras cosas, se engaña y pretende engañaros.

Resumiendo, pues, OH atenienses, creáis a Anito o no le creáis, me absolváis o me declaréis culpable, yo no puedo actuar de otra manera, aunque mil veces me condenarais a morir.”

    Antístenes, tuvo el privilegio de estar junto a Sócrates el día que éste debió traspasar los umbrales de la vida y entregar sus últimas enseñanzas; no sólo a través de sus palabras sino de su actitud ante la vida y ante la muerte: serenidad, coraje, reciedumbre:

“Yo voy a sufrir la muerte, a la que me habéis condenado, pero ellos sufrirán la iniquidad y la infamia a que la verdad les condena (…). Vosotros también, OH jueces míos, debéis tener buena esperanza ante la muerte y convenceros de una cosa: que no hay mal posible para un hombre de bien, ni durante esta vida, ni después en el reinado de la muerte, y que los dioses jamás descuidan los asuntos de los hombres justos. Lo que me ha sucedido a mí no es fruto de la casualidad; al contrario, veo claramente que morir y quedar libre de ajetreos era lo mejor para mí.

Por esa razón en ningún momento me ha disuadido la voz del genio; también por esa razón yo no estoy enojado contra mis acusadores ni contra los que me han condenado, aunque ninguno de ellos quería hacerme un bien, sino un mal, lo que les echó en cara.

Y ahora debo pediros un último favor: cuando mis hijos se hagan mayores, atenienses, castigadles, como yo os he incordiado durante toda mi vida, si pensáis que se preocupan más de buscar riquezas o negocios que de la virtud. Y si presumen de ser algo, sin serlo de verdad, reprochádselo como yo os he reprochado, y exigidles que se cuiden de lo que deben y que no se den importancia, cuando en realidad nada valen. Si hacéis esto, ellos y yo habremos recibido el trato que merecemos.

No tengo nada más que decir. Ya es la hora de partir: yo a morir, vosotros a vivir. ¿Quién va a hacer mejor negocio, vosotros o yo? Cosa oscura es para todos, salvo, si acaso, para el Dios”

                   Cuánta razón en la sentencia que entonces emitiera Antístenes:
                  “Las ciudades perecen cuando no saben distinguir los buenos de los malos»
La mayéutica...

Para Sócrates, el educador no es alguien que entrega una verdad para que otro la reitere, sino que es quien, a modo de una partera (mayeuta), ayuda al educando a dar a luz la verdad. Son las preguntas las que mueven al alma para que ya despierta escudriñe, indague y descubra por sí misma la verdad. Sólo se requiere ser concientes de la verdad allí, presente, acogerla y saber enunciarla. Dar razón de la verdad acogida y de su incuestionabilidad ante posibles alternativas, dar razón de la insensatez de aquellos supuestos u opiniones generalizadas que subyacen a la vida, son partes del camino Socrático que Alain de Botton, explicita y ordena muy pedagógicamente en su libro “Las consolaciones de la filosofía”. (Ed. Punto de lectura, España 2002, págs. 39 al 41); sobre lo cual volveremos en las “REFLEXIONES” de esta Aula que ahora entenderán por qué las he llamado “AULAS SOCRÁTICAS”

El mundo como reto educativo ...

Educar es mucho más que informar o instruir en fórmulas o conceptos abstractos a un hombre también abstracto. Educar es encontrarse, cara a cara con el otro; es construir un diálogo situado en un mundo que mientras para unos es sólo medio de subsistencia, de poder, placer o comodidad; para otros, es reto a descubrir, entender, cultivar, amar…. El mundo de Sócrates era un mundo donde los sofistas tenían el poder que otorga una masa no crítica, sin cuestionamientos, sin razones. En ese mundo, Sócrates aparecía como alguien peligroso que hacía tomar conciencia del no saber, de la necesidad de interrogarse e interrogar. Sócrates era un atentado al populismo; pedía razones, argumentaba; era un hombre que se guiaba por sus convicciones que cuestionaban las convenciones establecidas. Hoy, ¿Cuál es el hombre que aspiramos a formar y cuál es el mundo en que hoy debemos desempeñar esa difícil tarea de educar? ¿Cuáles son las convenciones que sostienen la imagen del hombre y del mundo actual; cuáles las convicciones fundamentales que deben guiar al educador? Veamos algunas


Características que modelan en gran parte el mundo actual:

En primer lugar, prima un conocimiento que privilegia lo general o la probabilidad por sobre lo universal; tan vertiginosamente como aparece, se disuelve tras estadísticos enunciados. Hablamos de una sociedad de postulados desechables; de la moda en el pensar, decir, actuar y obrar; de una “verdad” canjeable y perecible; de datos que se mueven en lo superficial y efímero; de lo tan sólo acomodaticio y conveniente.

En segundo lugar, el desarrollo de las “NTIC” -Nuevas Técnicas de la Información y Comunicación- más aventajado que el desenvolvimiento del pensar, se despliega tan rápido como los acontecimientos. Así, medios que poseen todos los recursos y atractivos de la imagen, se hacen cada vez más accesibles a una comunidad sin distinción de discernimiento, madurez, conciencia moral o sanidad mental y emocional.

En tercer lugar, un avance técnico (no tecnológico) desvinculado del saber científico y ético, lleva a consecuencias incontrolables: avanzado armamento bacteriológico, prácticas de ingeniería genética deshumanizada y despiadada, cirugías despersonalizantes y mucho más ejemplos que ustedes fácilmente podrían añadir. No cabe duda: el conocimiento en manos de un hombre sin valores clarificados y asumidos como tales, arriesga la ecología planetaria y la existencia de toda la humanidad.

Como consecuencia de lo anterior, podríamos reflexionar sobre una cuarta característica, a saber, el afán de placer tras un poder social y económico que arrasan contra todo valor y principio, contra toda vocación de amor y servicio: Es el primado de la avaricia por sobre la justicia; la conveniencia por sobre el honor; la manipulación por sobre la educación; la envidia por sobre la gratitud; la competitividad por sobre la colaboración; en fin, la violencia por sobre toda convivencia en paz.

Al paso de estas primeras reflexiones –no son estos los únicos retos- no cabe duda que es un deber ineludible cumplir con nuestro compromiso de educar y educar más allá de las aulas: Sólo se trata de una cuestión de vocación y misión; deber y convicción.

 

 

REFLEXIONES AULA II

 

PRIMERA PARTE:

               

 

  1.  Frente a la problemática que plantea esta Aula y, en especial, el primer párrafo y el contenido bajo el subtítulo “El mundo como reto educativo” ¿Cuál es su principal reto como educador y qué características, entonces, debe poseer su perfil profesional?  
  2. A partir de las palabras de Sócrates sobre la ignorancia de poetas y otros a) ¿Podría hacer una clasificación o distinción de formas de ignorancias? Busque ejemplos de estas clases de ignorancia.  b) Relacione el párrafo “Sobre la ignorancia de muchos…” con situaciones actuales, dando razón de las mismas.
  3. Guardini describe a Sócrates con seis frases calificativas de su perfil; elija dos de ellas que considere fundamentales para su perfil profesional.  Explíquelas.
  4. ¿En qué nivel de saber se mueve Sócrates?  Encuentre un texto de otro pensador que se mueva en el mismo nivel que Sócrates y otro texto de un pensador que se mueva en un nivel distinto de saber. Transcríbalos y fundamente su respuesta.
  5. La reflexión es siempre privada, íntima; luego, podemos expresar ese pensamiento en forma pública.  Cuando el decir se independiza del pensar,…Continúe  esta reflexión (1 página),  relacionando la actitud que tuviera Sócrates con los sofistas y el hombre actual.
  1. Aproximación a la mayéutica (método empleado por Sócrates):
  • Elija un enunciado, de interés filosófico - educativo, que sea de aceptación generalizada (Ej. Las personas instruidas son más valiosas para la comunidad)
  • Dé por supuesto que el enunciado es falso. Busque, en su realidad circundante, al menos 3 situaciones en las que el enunciado no resulte verdadero; expóngalas. (Ej. Fue una persona instruida, quien inventó la bomba atómica. Hitler era una persona instruida. María de los Ángeles, apodada "La Quintrala", siendo una persona instruida, mandó asesinar a su propia familia; etc.)
  • Si encuentra una o más situaciones que demuestren la imprecisión del enunciado, intente ahora una formulación más precisa del mismo, considerando lo descubierto por usted en el paso anterior. (Ej. Dado que la instrucción es un medio, el buen o mal uso de la misma, depende de la moralidad del instruido).

 

SEGUNDA PARTE:

 

 

    

  1. A partir de la lectura de esta Aula, extraiga tres frases que para usted sean fundamentales para la formación actual del profesional de la educación.  Fundamente.  Luego, entreviste a un profesional de la educación sobre su pensamiento respecto de las frases que usted eligió.   (Entréguele las frases por escrito, para que durante su reflexión las tenga presente). Transcriba su respuesta.  Por último haga una crítica (positiva y/o negativa) y concluya.
  2. a) Reflexiona y fundamenta tu pensamiento respecto la expresión de Antístenes: “Las ciudades perecen cuando no saben distinguir los buenos de los malos». b) Relacione este pensamiento con alguna situación actual de interés educativo y con el deber del educador frente a ella.  c) A partir de la lectura de esta Aula, deduzca tres principios que debieran ser asumidos por todo educador. Enúncielos y explíquelos; ¿cuáles serían las consecuencias de no llevarlos a cabo?
  3. Bajo el subtítulo “El mundo como reto educativo”, se alude a cuatro características del mundo actual.

                                        a)       ¿Cuál es la responsabilidad del profesional de la educación frente a cada una de las características expuestas?

                                        b)        Frente a cada característica exponga la cita de algún pensador (no olvide colocar entre comillas “…” y la fuente) que signifique un aporte 

                                        c)       Concluya con su propia reflexión.

  1. La filosofía a través de la imagen:

                                                a)             Analiza la figura de Sócrates en la pintura "La muerte de Sócrates" de Jaques-Louis David.  ¿De qué forma se expresan a través de ella tres de las ideas expuestas en esta Aula?  Recuerda que nada de lo que aparece en una obra de arte es casual.  Considera formas y color; planos…

                                                b)             Analiza lo que expresa la figura de Platón en esta misma pintura (aparece sentado a los pies de la cama en que  está Sócrates, pronto a tomar la cicuta).  Platón entonces tenía 29 años. 

                                                c)             Extrae dos pensamientos de esta Aula que para ti sean fundamentales.  Fundamenta tu respuesta.  Busca la expresión de al menos uno de ellos a través del arte, en cualquiera de sus formas.

  1. La verdad en el mundo actual:
    1. ¿En un mundo positivista, historicista y pragmatista; es posible elegir la verdad como ideal de vida?
    2. ¿Se puede dictaminar la verdad por consenso y/o por ley? ¿Qué es, entonces, lo que actualmente debe preocuparnos:   La cantidad de gente que se opone a lo que pensamos o hasta qué punto cuenta con razones para pensar así? b) ¿Se puede tener convicciones y, al mismo tiempo ser pluralista y entrar en diálogo con el otro?
    3. ¿Cuáles son las convenciones que hoy gozan de popularidad y que volverían, tal vez, a condenar a Sócrates? En otras palabras, ¿qué es lo que hay o no hay que decir, hacer, pensar, sentir o creer para ser popular; o acaso la popularidad hoy no es importante?