jueves, 7 de julio de 2022

CINCO MÉTODOS PARA APRENDER A PENSAR

 …cinco métodos para aprender a pensar… 

http://www.tendencias21.net/pensar/Mi-intento-en-este-blog_a2.html

Mi intento en este blog: ofrecer cinco métodos para aprender a pensar con el debido rigor 

y vivir creativamente a través de la filosofía, la literatura, el cine y el arte, sobre todo la música

En la línea metodológica de casi todos mis escritos, el objetivo de este blog es clarificar el arte de pensar de modo preciso, ajustado a los diferentes niveles de realidad, y mostrar en qué alta medida contribuye a desarrollarnos plenamente. No podemos crecer como personas si no hacemos justicia a la realidad que somos mediante un estilo de pensar maduro, capaz de descubrir todas las posibilidades de desarrollo que se nos ofrecen. Los análisis realizados en las cincuenta obras publicadas me llevaron a la convicción de que las crisis profundas de las personas y los grupos humanos proceden, a menudo, de graves insuficiencias en el modo de pensar. Pero aprender a pensar bien no es fácil; requiere un método bien fundamentado, y articulado de tal forma que todas las personas puedan asumirlo personalmente como si lo hubieran gestado ellas. Por consiguiente, este método no ha de ser meramente “enseñado”; ha de ser presentado como una vía a recorrer, un horizonte a descubrir, una fuente de posibilidades creativas a compartir. De ahí que presente cinco modalidades. 


Primer método: El arte de pensar con rigor y vivir de forma creativa 

Este método comienza con la descripción del arte de pensar bien y realiza, seguidamente, doce descubrimientos en los que se vincula el conocer y el transformar. 

Se intenta resolver, a la vez, dos grandes tareas: 1) aprender a pensar de modo aquilatado, ajustado a las exigencias del objeto de conocimiento; 2) descubrir y vivir creativamente las doce fases del desarrollo humano. En este proceso se potencian mutuamente el proceso de maduración intelectual y el perfeccionamiento ético. 

El procedimiento seguido para lograr esta potenciación es “genético”. No se trata de aprender lo que es el hombre y cómo crece en cuanto persona. Hemos de descubrir por nosotros mismos de qué forma se realiza ese proceso de crecimiento. Al ir realizando esta búsqueda creativa, 1) se aprende a pensar de modo bien articulado, 2) se realizan diversas transformaciones en la realidad y en nuestra actitud frente a ella. Cada transformación nos dispone para adquirir nuevos y superiores conocimientos de la realidad. Estos conocimientos más elevados hacen posible, a su vez, realizar mayores transformaciones. Tal círculo virtuoso nos procura luz y energía suficientes para lograr una inteligencia madura y una personalidad lograda. Ambos logros determinan la medida de nuestro desarrollo ético. 

Segundo método: La formación ética a través de la literatura y el cine de calidad 

Los análisis realizados conforme al método primero nos permiten descubrir los procesos de encuentro –o “éxtasis”- que nos elevan a lo mejor de nosotros mismos y los de fascinación o “vértigo” que nos bloquean y destruyen. Este descubrimiento nos permite leer las obras literarias de calidad –y, por afinidad, del cine bien logrado- de modo creativo, como si las estuviéramos gestando, y convertirlas en una fuente inagotable de formación humana. Leer una obra es, de alguna forma, re-crearla, darle vida, sacar de ella toda la luz que generan las experiencias originarias que hicieron en su día los autores e inspiraron su actividad creativa. Cada obra de calidad arranca de una o varias experiencias realizadas por el autor en el juego de la vida. El buen lector sabe rehacer tales experiencias originarias y vivir el proceso de gestación de la obra desde su origen. 

Al vivir intensamente las obras en su génesis, quedan al descubierto los procesos interiores seguidos por cada personaje. Captamos su “intrahistoria” (Miguel de Unamuno), los procesos que llevan su personalidad a un estado de excelencia y los que, por el contrario, la deforman, bloquean y destruyen. Estos procesos quedan al trasluz al descubrir los ocho niveles –cuatro positivos y cuatro negativos- en que podemos situar nuestra vida. La visión global de tales niveles viene a ser un mapa de la vida personal. Niños y jóvenes asumen con toda espontaneidad el lenguaje de los niveles (nivel 1, nivel 2, nivel -1, nivel -2…) y ganan, así, un utillaje metodológico eficacísimo para comprender la propia vida y analizar los procesos –constructivos o destructivos- que siguen los personajes de las obras literarias y cinematográficas. De esta forma, incluso obras que parecen contraproducentes para una recta formación humana se convierten en aleccionadoras. 

Este método –cuya necesidad subrayó el profesor José L. López Aranguren en su Ética (Revista de Occidente, Madrid 1965, 3ª ed., págs. 413-414)- está expuesto en Literatura y formación humana y en Cómo formarse en ética a través de la literatura, y ha sido adoptado ya por numerosos profesores de literatura y cine. 

Tercer método: El poder formativo de las artes plásticas y la música 

La situación de emergencia educativa que padecen ciertos países insta a movilizar el mayor número posible de medios formativos. Esta urgencia me movió a mostrar el poder formativo no sólo de la literatura y el cine, sino también del arte, especialmente de la música. Hoy día se cultivan profusamente, en muchos países, las diversas artes, pero estamos todavía lejos de conceder la debida atención al poder formativo de cada una de ellas. Por su estructura misma, las artes plásticas, la arquitectura y la música nos ayudan eficazmente a resolver multitud de problemas pedagógicos por vía de elevación. Así, descubrimos que en el nivel de la creatividad –propio de todo arte- la libertad creativa y la atenencia a normas fecundas no se oponen, antes se potencian mutuamente; y la independencia se coordina con la solidaridad… Cuando veamos de cerca este tema, nos asombrará descubrir hasta qué punto puede potenciar la experiencia artística nuestras mejores cualidades: la inteligencia –con su capacidad de ver a lo lejos, a lo ancho y a lo profundo-, la sensibilidad, la creatividad, la capacidad de integrar planos de realidad distintos y complementarios... 

Este método –descrito en La formación por el arte y la literatura, El poder transfigurador del arte, La experiencia estética y su poder formativo, El poder formativo de la música. (Estética musical)…- sitúa la enseñanza de las artes y la música en un nivel humanístico sobresaliente y supera de un golpe la minusvaloración injusta sufrida por la música, en el ámbito universitario, desde la Ilustración. 

Cuarto método: La conversión de los profesores en formadores 

Lo descubierto en los dos últimos métodos hemos de ampliarlo a todas las áreas de conocimiento y, por tanto, a las distintas disciplinas académicas, desde las ciencias físicas matemáticas hasta la educación física, pasando por la filosofía, la historia, la geografía, la filología… Al lograr tal ampliación, conseguimos una de las metas de la pedagogía: convertir a los profesores en formadores, colaboradores de los alumnos en el proceso creativo de configuración de la personalidad. Es importante la labor de las tutorías escolares, como espacios dedicados a la formación de la personalidad de los alumnos. Pero no es suficiente. Sin salirse del campo de su especialidad sino ahondando en él, todos los profesores deben colaborar en esa labor de configuración de la “segunda naturaleza” o êthos de los alumnos. Que es viable tal colaboración lo muestro ampliamente en la obra Cómo lograr una formación integral. (Obra reeditada en la editorial Puerto de Palos, Buenos Aires, en 2005, con el título de Enseñanza escolar y formación humana). 

Quinto método: Antídoto contra la manipulación a través del lenguaje 

La eficacia de los métodos antedichos es amenguada o incluso anulada si los alumnos no saben neutralizar las argucias de la manipulación mediante un conocimiento lúcido de los recursos del lenguaje. Uno de los deberes ineludibles de la enseñanza actual es ayudar a los alumnos a cumplir las tres exigencias del antídoto contra la manipulación: estar alerta, pensar con precisión, vivir creativamente. Para cumplir las dos últimas exigencias sirven de ayuda decisiva los métodos antes indicados. Para satisfacer la primera –conocer de cerca los fines y las tácticas de la manipulación- he realizado una investigación minuciosa, que expuse en tres obras: Estrategia del lenguaje y manipulación del hombre; La revolución oculta; La tolerancia y la manipulación. 

Análisis metodológico 

Estos cinco métodos los elaboré gracias a los análisis de tipo metodológico realizados, sobre todo, en los dos volúmenes de la Metodología de lo suprasensible, en Cinco grandes tareas de la filosofía actual y en laEstética de la creatividad. En los cinco métodos late una investigación filosófica cuidadosa acerca de varios temas muy significativos: los “triángulos hermenéuticos”, la “intuición intelectual inmediata-indirecta”, los “ámbitos de realidad”, las “experiencias reversibles”, el “ideal de la unidad”… En la realización de las experiencias que sugeriré al lector, esa investigación se mantendrá como soterrada, latente, pero hará sentir su influjo en todo momento. La haremos aflorar, de modo colateral mediante links, cuando intuyamos que los lectores desean conocer de cerca la génesis del método seguido. 

Por ejemplo, en las experiencias que haremos surgirá a menudo el término “presencia”. La noción vulgar que tenemos de lo que significa “estar en presencia”, “hacerse presente”…nos permite comprender el sentido de lo que vayamos diciendo. Pero, al tratarse de una noción decisiva en el trato con las realidades artísticas y las personales, deberemos precisar el sentido de dicho término y verlo constituido por formas diversas de inmediatez y distancia. Acudiremos, para ello, a los detenidos análisis que realicé -en El triángulo hermenéutico, volumen II de la Metodología de lo suprasensible- de los dieciséis “triángulos hermenéuticos” que regulan nuestra relación con las realidades del entorno. 

Desglosando de esta forma la descripción de las experiencias y su fundamentación filosófica, podremos transmitir los cinco métodos de forma accesible y sugestiva, sin perder un ápice de su solidez y fecundidad. De este modo, pueden ser asumidos no sólo por los filósofos sino por todos los profesionales que deseen ahondar en su área de conocimiento: literatos, músicos, físicos, matemáticos, historiadores, filólogos, médicos... 

Alfonso López Quintás

21/03/2011

 


¿QUE ES INVESTIGAR?

 ¿QUE ES INVESTIGAR?

http://www.zubiri.org/works/spanishworks/investigar.htm

¿QUE ES INVESTIGAR?

Xavier Zubiri  (De Ya, 19 de octubre de 1982]

 

 La entrega del premio Ramón y Caja1 a dos grandes investigadores españoles pone de actualidad el sentido profundo de la investigación, tema que fue abordado ayer magistralmente por Xavier Zubiri en su discurso y que engloba—desde una perspectiva profunda—no sólo su propia actividad y la de Severo Ochoa, sino la de todos los investigadores. Por ese motivo reproducimos a continuación, íntegro, el discurso de Zubiri.

Estamos reunidos con motivo del premio Santiago Ramón y Cajal a la Investigación, cuya significación ha sido ya glosada aquí. Es un premio que nos lo concede, por mediación vuestra, la sociedad española. Y no encuentro mejor manera de expresar mi gratitud a esta concesión que comentar en dos palabras qué es esta "investigación" que tan generosamente premiáis.

¿Qué es lo que se investiga? Evidentemente investigamos la verdad, pero no una verdad de nuestras afirmaciones, sino la verdad de la realidad misma. Es la verdad por la que llamamos a lo real, réalidad verdadera. Es una verdad de muchos órdenes: físico, matemático, biológico, astronómico, mental, social, histórico, filosófico, etcétera.

Pero, ¿cómo se investiga esta realidad verdadera? La investigación de la realidad verdadera no consiste en una mera ocupación con ella. Ciertamente es una ocupación, pero no es mera ocupación. Es mucho más: es una dedicación. Investigar es dedicarse a la realidad verdadera. Dedicar significa mostrar algo, deik, con una fuerza especial de. Y tratándose de la dedicación intelectual, esta fuerza consiste en configurar o conformar nuestra mente según la mostración de la realidad, y ofrecer lo que así se nos muestra a la consideración de los demás. Dedicación es hacer que la realidad verdadera configure nuestras mentes. Vivir intelectivamente, según esta configuración, es aquello en que consiste lo que se llama profesión. El investigador profesa la realidad verdadera.

Esta profesión es algo peculiar. El que no hace sino ocuparse de estas realidades, no investiga: posee la realidad verdadera o trozos diversos de ella. Pero el que se dedica a la realidad verdadera tiene una cualidad en cierto modo opuesta: no posee verdades, sino que, por el contrario, está poseído por ellas. En la investigación vamos de la mano de la realidad verdadera, estamos arrastrados por ella, y este arrastre es justo el movimiento de la investigación.

Esta condición de arrastre impone a la investigación misma unos caracteres propios: son caracteres de la realidad que nos arrastra.  Ante todo, todo lo real es lo que es sólo respectivamente a otras realidades. Nada es real si no es respecto a otras realidades. Lo cual significa que toda cosa real es desde sí misma constitutivamente abierta. Sólo entendida desde otras cosas que habrá que buscar, habremos entendido lo que es la cosa que queremos comprender. Lo que así entendemos es lo que la cosa es en la realidad. El arrastre con que nos arrastra la realidad hace, pues, de su intelección un movimiento de búsqueda. Y como esto mismo sucede con aquellas otras cosas desde las que entendemos lo que queremos entender, resulta que al estar arrastrados por la realidad nos encontramos envueltos en un movimiento inacabable no sólo porque el hombre no puede agotar la riqueza de la realidad, sino que es inacabable radicalmente, a saber, porque la realidad en cuanto tal es desde sí misma constitutivamente abierta. Es, a mi modo de ver, el fundamento de la célebre frase de San Agustín: "Busquemos como buscan los que aún no han encontrado, y encontremos como encuentran los que aún han de buscar". Investigar lo que algo es en la realidad es faena inacabable, porque lo real mismo nunca está acabado. La realidad es abierta y múltiple.

Pero además de abierta, la realidad es múltiple. Y lo es por lo menos en dos aspectos. 

 

En primer lugar, porque hay muchas cosas reales, cada una con sus caracteres propios. Investigar las notas o caracteres propios de cada orden de cosas reales es justo lo que constituye la investigación científica, lo que constituye las distintas ciencias. Ciencia es investigación de lo que las cosas son en la realidad.

Pero, en segundo lugar, lo real es múltiple, no sólo porque las cosas tienen muchas propiedades distintas, sino también por una razón a mi modo de ver más honda: porque lo que es abierto es su propio carácter de realidad.

Y esto arrastra a la investigación no de las propiedades de lo real, sino a la investigación del carácter mismo de la realidad. Esta investigación es un saber de tipo distinto: es justo lo que pienso que es la filosofía. Es la investigación de en qué consiste ser real.

Mientras las ciencias investigan cómo son y cómo acontecen las cosas reales, la filosofía investiga qué es ser real. Ciencia y filosofía, aunque distintas, no son independientes. Es menester no olvidarlo. Toda filosofía necesita de las ciencias; toda ciencia necesita una filosofía. Son dos momentos unitarios de la investigación. Pero como momentos no son idénticos.

Esta cuestión de qué es ser real es, ante todo, una auténtica cuestión por sí misma. Porque las cosas no son tan sólo el riquísimo elenco de sus propiedades y de sus leyes, sino que cada cosa real y cada propiedad suya es un modo de ser real , es un modo de realidad, Las cosas no difieren tan sólo en sus propiedades, sino que pueden diferir en su propio modo de ser reales. La diferencia, por ejemplo, entre una cosa y una persona es radicalmente una diferencia de modo de realidad. Persona es un modo propio de ser real. Es necesario conceptuar, pues, lo que es ser persona, es decir, hay que investigar que es ser real. Porque hay modos de realidad distintos del de cosa y persona. Cada cosa nos impone una manera de estar.

Pero, además, este concepto y esta diferencia de modos de realidad es cuestión grave. Así, las personas estamos ciertamente viviendo "con" cosas. Pero sea cualquiera la variedad y riqueza de estas cosas, aquello "en" lo que estamos situados con ellas es en "la" realidad. Cada cosa con que estamos nos impone una manera de estar en la realidad. Y esto es lo decisivo. Del concepto que tengamos de lo que es realidad y de sus modos, pende nuestra manera de ser persona, nuestra manera de estar entre las cosas y entre las demás personas, pende nuestra organización social y su historia. De ahí la gravedad de la investigación de lo que es ser real. Es una investigación impuesta por las cosas mismas. Lo que en las cosas reales se nos impone así, es justo su realidad. Esta fuerza de imposición es el poder de lo real: es la realidad misma como tal, y no sólo sus propiedades, lo que nos arrastra y domina. Por esto, el poder de lo real constituye la unidad intrínseca de la realidad y de la inteligencia: es justo la marcha misma de la filosofía.

Hegel pudo escribir: "Tan asombroso como un pueblo para el que se hubieran hecho inservibles su derecho político, sus convicciones, sus hábitos morales y sus virtudes, sería el espectáculo de un pueblo que hubiera perdido su metafísica".

Finalmente, investigar qué es ser real, es una tarea muy difícil. Por esto decía Platón a un joven amigo principiante en filosofía: "Es hermoso y divino el ímpetu ardiente que te lanza a las razones de las cosas; pero ejercítate y adiéstrate mientras eres joven en estos esfuerzos filosóficos, que en apariencia para nada sirven y que el vulgo llama palabrería inútil; de lo contrario, la verdad se te escapará de entre las manos". Platón se dedicó a este esfuerzo durante toda su larga vida. Algunas veces se sentía desanimado. En cierta ocasión escribió: apeireka ta onta skopon, "quedé desfallecido escrudiñando la realidad". Una de las personas que mejor comprende esta distinción y unidad de ciencia y filosofía es mi admirado y querido amigo Severo Ochoa. Por esto, y por nuestra vieja amistad, su compañía en esta ocasión es para mi un momento esencial de este premio.   Al referimos a la investigación, vosotros habéis pensado también en la filosofía. Es la primera vez que esto ocurre. Y yo, y conmigo todos los denodados cultivadores de la filosofía, nos sentimos con ello muy legítimamente honrados y satisfechos. Gracias en nuestro nombre.