FUNDAMENTOS EPISTEMOLÓGICOS DE LA EDUCACIÓN
LILIAN ARELLANO RODRÍGUEZ
educadesdelaciencia.blogspot.com
… Ser profesor. Una profesión
educativa. Profesor, profesional, derivan del verbo profesar que significa
confesar, hacer público. Profesional es la forma que elegimos, de acuerdo con
nuestra vocación de servicio, de hacernos presente ante los demás. Así, profesor es el profesional de
profesionales, quien se profesa enseñando a profesarse; para ello debe poner
sus talentos (potencialidades) y saber al servicio de la educación del ser
humano, esto es, debe constituirse en creador de situaciones que ayuden al
autodescubrimiento y realización –recordemos que la educación es autoeducación-
como personas (personeidades), personas únicas (personalidades) y
profesionales. Nuestra misión, entonces,
se dirigirá a personas únicas que, a su vez, elegirán sus propias vías
(saberes) para servir a los demás: artistas, artesanos, técnicos, ingenieros,
científicos, religiosos, militares, empresarios, políticos, economistas,
comunicadores, presentarán sus más propias y preciadas potencialidades; las que
deben aprender a potenciar y realizar, en orden a los valores trascendentes
bien, verdad y belleza… Ninguna vía es mala ni innecesaria; todas ellas
potencializan al ser humano; pero educado es quien pone el poder al servicio
del deber. Nuestro reto educativo, por
lo tanto, será descubrir la forma de co-crear situaciones que enseñen a
descubrir y cultivar la creación y a sí mismo, con infinito respeto y equidad.
… estimados alumnos, por
vocación, ustedes y yo somos educadores y desde ya debemos entregar nuestros
pequeños o grandes talentos, conocimientos y habilidades o competencias, a
quienes son y serán nuestros educandos; directamente a ellos pero también a sus familias, amigos,
comunidad en general, medios de comunicaciones… Solos no podemos hacer todo lo
que el mundo actual requiere de nosotros: Debemos formar comunidades
educativas, sabias y no meramente cognitivas,
con una sola intención: Limpiar almas agrietadas por el desamor o el
egoísmo, la prepotencia, la mentira, para conformar una sociedad donde
convivamos en paz, justicia, colaboración, misericordia y caridad.
Actitudes del Hombre ante la
realidad:
1. La
actitud filosófica
La Filosofía no es un
conocimiento hecho; sino un hacer, un constante filosofar. Enseñar filosofía es
enseñar a filosofar, a reflexionar con la mirada puesta en la verdad real; sin
otro compromiso que con la verdadera realidad….
Por ello, en el filosofar, no hay enemigos ni cómplices; no hay intento
de posesión o de poder sobre el otro; sino sólo maestros y discípulos;
adversarios siempre dialogantes…ni perdedores, ni ganadores. Sócrates, Platón, Aristóteles, Tomás de
Aquino, Descartes, Heidegger, Ortega y Gasset, Zubiri y tantos más, nos
presentan una diversidad de perspectivas que emergen de tiempos, historias y mundos
distintos pero todos unidos por una misma vocación, misión e ideal: la búsqueda
fervorosa de la verdad y su enaltecedora enseñanza. …
(Develar: quitar los velos para
descubrir la verdadera realidad, oculta tras las apariencias. Saber develado es
aquel que procura el hombre por sí mismo, haciendo uso de su entendimiento e
instrumentos indagativos).
La filosofía es un filosofar …esto
es, un quehacer que emana de una actitud de búsqueda, de descubrimiento; una
actitud intelectual de honesta búsqueda de la verdad por amor a ella; un saber
al estilo socrático: una dedicación, un compromiso, una vocación, un amor. Un
saber humilde que indaga con respeto; que sólo puede asegurar qué es lo que no
sabe y, simultáneamente, una actitud educativa porque insta a un constante afán
de superación, de interrogantes y de diálogo.
…
Así, el método filosófico es el camino
que realiza cada cual para encontrarse con la verdad; esto es, con la realidad
que "verdadea" o verdad real. En este sentido, cada camino es único,
porque cada uno debe no sólo recorrerlo sino construir, dirigiendo y haciendo
uso de las herramientas y estrategias necesarias para ello; lo que no es lo
mismo que decir que cada cual tiene su verdad; pues la verdad no depende del
camino ni de quien la indaga; sino que pertenece a la realidad indagada o
cuestionada por el investigador o filósofo. Insistamos una vez más: la verdad
no depende de lo que creamos, pensemos o deseemos; por el contrario; nosotros
debemos buscar la forma adecuada de acceder a la realidad verdadera, haciendo
uso o forjando los caminos y herramientas, instrumentos o estrategias
(técnicas) que respetan la naturaleza de ésta de tal modo descubrirla sin
adulterarla. En la actitud filosófica,
el indagador encuentra su fuerza en la realidad o verdad real: en ella está su
fundamento; pues verdad es lo que la realidad realmente es.
2.
La
actitud doctrinaria
Más allá, en el origen y destino de
nuestras existencias y mundos, encontramos, ya no la ignorancia de los límites
del conocimiento develado, investigado, demostrado; sino el misterio que
sobrepasa la razón y busca una respuesta
en la verdad revelada. La verdad
revelada es aquella que se ofrece a quien tiene fe, escucha y asume como verdad
lo que le dice aquella Realidad de Realidades, Creador no creado, sabio y amante
perfecto, creador del universo. La fe
tiene que ver con los misterios, con aquella dimensión del Universo que nos
sobrepasa: ¿Por qué vinimos a la existencia; ¿por qué de esta forma, en un aquí
y ahora precisos? ¿Antes de la vida y después de la muerte, qué y para
qué? La verdad revelada no es una verdad
a la que se tenga acceso desde la razón y desde el laboratorio, pues las
realidades a las que alude son superiores a las que se pueden apreciar en un
tubo de ensayo, captar un microscopio o un telescopio.
Todo ser humano es creyente;
pues creen tanto los que aceptan como los que rechazan la existencia de un Ser
Superior; ya que estos últimos tampoco pueden demostrar su no existencia. El camino de la fe no es un camino contrario
al de la razón, sino distinto; pues ambos –si son honestos- buscan la verdad
real. Así, son muchas las ideas
(producto del razonar y la investigación) y las creencias (producto de la fe)
que coinciden… Es más, el hombre de ciencia, si es honesto, sabe que su
filosofía o ciencia tiene límites y que la realidad es más compleja de lo que
puede hoy captar su razón. Tanto quien
se inicia en la existencia y el saber, como quien ya ha recorrido gran parte
del camino, se da cuenta que las preguntas que nos hacemos sobre nuestra
esencia, origen y destino o sobre el sentido último del Universo y de la
educación, nos llevan más allá de los límites de la filosofía y de la ciencia;
pues no todo puede ser observado ni razonado…
Credo, ideario e ideología se
presentarán como alternativas, en un juego que variará según el sentido que
demos a nuestra existencia y, en ella, a nuestra profesión. Lo importante es tener clara la diferencia
entre una y otra actitud, sus alcances y límites y nuestro deber educativo ante
ellas.
3.
La
actitud ideológica
… La fuerza de una ideología está
no en la verdad real sino en la idea propagada, en la fuerza de la mayoría que
la milite: Que hoy alguien proponga que la tierra es el centro del sistema
solar, no tendría ninguna fuerza… Por
lo mismo, en el ámbito ideológico, hay seguidores y opositores, conveniencias e
inconveniencias, propaganda y anti propaganda, estrategias de manipulación para
lograr adherentes y derrotar al “enemigo” que es visto como obstáculo opositor:
están los “nosotros” y “los otros”. No
es suficiente la exposición de la verdad, sino el ser convincente,
creíble. Al ideólogo le interesa la
popularidad, pues sin ella no tiene el apoyo de la masa para obtener poder; por
lo cual la idea es simplificada y entregada de forma intencionada al propósito
ideológico.
Mientras en la actitud
científico-filosófica vamos directamente a la realidad para desde ella hacernos
una idea sobre la misma, en la actitud ideológica no indagamos sobre la realidad,
sino que preguntamos a otro qué piensa sobre ella: hay un desarraigo de la
realidad. Insisto en que no podemos ser
indagadores de todo; pero es importante saber cuándo estamos moviéndonos de una
u otra forma, para prevenir el error, el engaño. Educativamente, es importante tener presente:
La ideología puede ser objeto de
estudio o puede ser objeto de militancia: Ahora bien, las ideologías respecto
ciertas área de la existencia pueden ser filosófica, histórica o
científicamente estudiadas y enseñadas; algo muy distinto es que la forma de
estudiarlas y enseñarlas sea ideológica. En este último caso, nos
encontraríamos en una actitud militante que, como tal, pretendería hacer del
educando un adherente ideológico; lo que es contrario a la educación cuyo
carácter formativo requiere de un educando interrogante, crítico, cuestionador
e indagador y de un educador que crea las condiciones propicias para ello. Situación contraria al ideólogo que parte con
ideas preconcebidas, con la finalidad de propagarlas y no ser cuestionado. Demás está decir que para que se dé un debate
de ideologías, que también puede ser interesante educativamente, éste se debe
dar ante un público idóneo que posea autonomía cognoscitiva y moral sobre el
tema a discutir, de tal modo pueda superar las propias simpatías o
conveniencias personales.
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